sábado, 22 de octubre de 2011

Otoño en el Trevenque

Como ya comenté en la entrada anterior, el otoño ha hecho ya acto de presencia y el paisaje granadino cambia por completo según nos desplacemos de un lugar a otro. La imagen que da la bienvenida a mi estación preferida se sitúa en las inmediaciones del Collado de Matas Verdes (1.890 mts), y que a pesar del estrés hídrico que sufre debido a la falta de lluvias y que puedo evidenciar a cada paso, se encuentra en bastante buen estado. Un día antes había podido comprobar que los arces (Acer opalus Subs. granatense) que dan color a la imagen estaban en su máximo apogeo así que no me lo pienso dos veces, me tomo el día libre en el trabajo pensando que, quizás si tardo unos días más ya no me encuentre lo que mi vista disfruta en esos momentos. Suena el despertador sobre las 7 de la mañana y sigue sin hacer demasiado frío, me basta un simple jersey para protegerme y algo de comida para la subida mientras mi cerebro especula sobre si es, quizás, demasiado temprano, para las luces que quiero obtener. Luego comprobaría que si. A cada paso que doy me doy cuenta de la sequedad del terreno y que el pequeño riachuelo de agua que me ha acompañado en años anteriores apenas tiene un hilo del preciado líquido; en apenas una hora he llegado al lugar y tengo que esperar otra para buscar el encuadre y la luz definitiva dejando que la estación en la que nos encontramos protagonice la mayoría del sensor de mi cámara y con el pico Trevenque (2.079 mts) en un segundo plano, representante de la media montaña granadina, de inusual belleza y recorrido habitual para senderistas, fotógrafos y naturalistas.

Un saludo para todos.







domingo, 16 de octubre de 2011

Silueta


Hace ya unas semanas que comenzó el ansiado otoño y con él las tan deseadas tonalidades que dan una pincelada de color a nuestro paisaje granadino así como esa luz tan especial que se siente en el ambiente. Y con él, los días en que los grandes machos luchan por las hembras topando sus cornamentas, correteando de una lado a otro, de roca en roca, ansiosos como si en ello les fuera la vida. Mientras, las hembras, entran en el juego amatorio, con denodado interés y sin embargo, alguna veces, también con cierta desidia e indolencia. Como podéis imaginaros, todo ésto dificulta enormemente fotografiar de manera aceptable éstas escenas (ver entrada de 19 de Junio) por lo que deposito mis esperanzas en los meses venideros de Noviembre y Diciembre y os dejo ésta silueta con el Picón de Jerez (3.088 mts) al fondo en una tarde de primavera.