sábado, 27 de febrero de 2016

Monteses en la niebla


                    Segundo día de nuestra estancia en Gredos. Espectaculares las monteses de esta zona de la geografía avulense, nada parecido a lo que estamos acostumbrados en Sierra Nevada pero en la entrada de hoy, como se evidencia, las protagonistas son una hembra y su cría. Aunque como siempre detrás de cada fotografía hay una historia, la de los grandes machos en plena excitación del celo otoñal, encaramados a la roca, de un lado para otro, en un constante ir y venir con un sólo objetivo, la de "marcar" al mayor número de hembras posibles y así perpetuarse. Y en esas estuvimos, Roberto, Sebastián y José Miguel, intentando componer algo decente, entre tanto macho montés que se cruza en nuestro visor y que al final siempre desluce la foto final. Ese es el problema de cuando tienes muchos objetivos a la vista, primero que no sabes muy bien que fotografiar y segundo que a menudo hay algo que te estorba, con lo cual acabas desechando la foto. Afortunadamente la de hoy no es así y conseguí meter la diagonal de la roca en el vértice del fotograma y que las protagonistas estuvieran de frente. Si hubiera sido al contrario, la foto hubiera sido una más que acaba guardada en el disco duro.
 
Saludos a todos.







domingo, 21 de febrero de 2016

La sombra del macho



               Espectacular ejemplar de cabra montés (Capra pirenaica victoriae) en la Sierra de Gredos. Un descanso, una pausa, en el duelo que mantiene con otros nachos de su porte, en la conquista otoñal de todos los años por las hembras y su sombra reflejada en la roca que amarillea. Sólo un pequeño incidente nos dislució el día, encontrarnos con un ejemplar abatido por los indeseables furtivos y al que pudimos acceder gracias al vuelo circular, que siempre anuncia la presencia de un cadáver, de los buitres.
 
 
Saludos a todos.






lunes, 1 de febrero de 2016

Almendros y Castillo de La Calahorra II



            A medio camino entre Granada y Almería, la Calahorra alberga unos de los más bellos paisajes que uno pueda contemplar. El castillo, que da nombre también al pueblo y los cultivos níveos, en esta época (este año adelantados por la bonanza, según se mire, climática) de los almendros. Aquí, parece haberse detenido el tiempo, como si algún Dios, los hubiera dejado de su mano. Lento caminar de sus gentes y murmullos de conversaciones en la mañana fría de invierno. Mientras, el que les habla, busca un hueco, un espacio donde encajar tanta belleza junta, tanta tradición rural y tanta historia cargada de anécdotas palaciegas de tiempos remotos.


Saludos a todos.