
Buenos días a todos. Nueva jornada, ésta vez de tarde, trevenqueana. Desapacible y fría jornada en el Trevenque y con algunos centímetros de nieve en los primeros pasos de ascenso y que al cabo de pocos minutos del recorrido ya me encuentro con los pies hundidos en el oro blanco nevadense y que agradecerá la flora con vistas al duro verano que soporta el macizo. Nada destacable en la subida, en lo que a las monteses se refiere, si cabe algunos machillos, en la lejanía, apartando la nieve caída días atrás en busca de comida. Sólo en el descenso y asomando tímidamente detrás de una encina, diviso a la hembra protagonista de la entrada de hoy y decido ir tras ella. No parece asustarse demasiado de mi presencia y puedo comprobar, para mi alegría, que va acompañada de su cría, hay que tener algo de suerte para que ambas se coloquen en el sitio esperado y dirijan su mirada al que hoy les habla. Y apareció, aquella, por unos instantes.
Saludos a todos.